El pasado domingo jugó Arbeloa su último partido en el Santiago Bernabéu y gran parte de la afición lo despidió con el cariño reservado a los buenos hijos que deciden alzar el vuelo y se marchan a vivir fuera, con tristeza pero rebosantes de orgullo por aquel muchacho al que vieron crecer y convertirse en un hombre de provecho. Esfuerzo, sacrificio y compromiso fueron siempre sus señas de identidad, especialmente después de marcar una gran historia en el fútbol del Real Madrid.
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